Categorías
Anécdotas

A la playa con amigos

Carmen (21/10/2024)

Soy Carmen, de Tenerife, y hace como diez años que hago nudismo. Todo empezó por un accidente que tuve en una playa de la isla, que ya comentó mi esposo Jorge.

Pero ahora voy a contar lo que nos pasó con una pareja conocida. Nos encontramos en la típica gasolinera de autopista, donde solemos parar antes de llegar a la playa. Nos saludamos y comentamos de que vamos para la playa. Ellos también y decidimos ir juntos. Les decimos de ir a la Tejita y para allí nos fuimos cada uno en nuestro coche. Por el camino mi esposo me dice que supone que son nudistas. Bueno, al llegar cogemos las bolsa y sombrilla y nos dirigimos para la zona nudista de la playa. Entonces la pareja nos comentan que ellos no son nudistas. Le preguntó Jorge que si le molesta que nosotros lo hagamos y dice Pepe, el marido, que no y optamos por una zona mixta.

Pues llegamos extendemos las toallas y nosotros nos desnudamos. Ellos, Mary se pone en topless, que nos dice que lo hace siempre que van solos a la playa. Así pasa una hora y Pepe decide probar entre risas de su esposa. Así paso un rato y nos comenta Mary que, la verdad, que se siente rara entre tres nudistas y ella no, con lo que decide ella también probar. Y así pasamos el resto del día las dos parejas disfrutando del día de playa nudista. Sabemos que ahora hacen nudismo alguna que otra vez.



Categorías
Anécdotas

Piscineando

Juli (02/10/2024)

Después de cinco años disfrutando del nudismo me animo a compartir una anécdota de este verano que ha supuesto un pasito más en nuestras vivencias nudistas.

Un amigo, del grupo de toda la vida, nos invitó a una barbacoa en el chalet de sus padres con otras dos parejas, o sea, en total cuatro parejas, con idea de quedarnos a dormir para evitar coger el coche.

Ya al caer la noche, tras mucho comer y beber, alguien propuso un baño para despejarnos. Las chicas no se animaron pero nosotros cuatro nos fuimos directos al agua. Estábamos en la piscina cuando uno de nosotros recordó una noche hace un montón de años que nos bañamos en pelotas en esa misma piscina.

A partir de ahí surgió el típico «¿A qué no hay huevos a bañarse en bolas?» Y ya os podéis imaginar lo que pasó a continuación. Nos quitamos el bañador y lo lanzamos a la zona donde estaban sentadas las chicas, que al ver volando unos bañadores hacía ellas no tardaron ni medio segundo en acercarse a ver lo que se estaba cociendo ahí.

El resto pues lo habitual, sumergirse en el agua para enseñar el trasero, dar saltitos en el agua, etc.

Piscina

Al salir del agua, todos, pudorosamente, salíamos tapándonos nuestras partes mientras nuestras chicas no paraban de hacer fotos con sus móviles y diciéndonos que apartasemos las manos. Nos miramos, contamos una, dos y tres y alzamos los brazos al aire.

Y así nos quedamos un buen rato, los cuatro chicos en pelotas y nuestras chicas vestidas, hasta que nos fuimos a vestir.

Yo pensaba que la cosa se quedaría así, como la típica «gamberrada» que surge espontáneamente y ya está.

Pero al día siguiente, por la mañana, estábamos los ocho alrededor de la piscina cuando una de las chicas dijo «¿Hoy no os vais a bañar en pelotas? Con las ganas que teníamos de veros desnudos a la luz del día». 

Y otra de ellas, mirándome a mí, añadió «Con lo que a ti te gusta bañarte desnudo, no» Porque todos en el grupo saben que somos habituales de playas nudistas.

La miré y dije: «Pues también tienes razón», me quité el bañador y me metí en el agua. Inmediatamente mis amigos hicieron lo mismo.

Intentamos convencer a las chicas para que se animaran pero lo más que conseguimos fue que dos de ellas, una por supuesto, Sara, mi mujer, hicieran topless.

Después comentándolo, otras dos parejas admitieron que lo habían probado alguna vez en la playa pero que no terminaban de sentirse a gusto, especialmente las chicas.

¿Quién sabe? A lo mejor esto es el inicio de una tradición «nudista» o «seminudista». No sé muy bien cómo calificarlo.

En cualquier caso, muy divertido.



Categorías
Anécdotas

Nudismo en familia

Jorge (17/08/2024)

Este mes de Julio fuimos con la hermana de mi esposa y su marido a Lanzarote.

Ellos sabían que hacíamos nudismo con frecuencia así que nos comentaron que ellos no lo harían y que en la medida de lo posible no fuéramos a playas nudistas.

Así pasaron dos o tres días, mi cuñada decidió hacer topless en todas las playas, pero en una de las visitas turística por la isla terminamos en la playa del Papagayo 🦜🦜 una conocida playa nudista de la isla.

Al llegar, una visita maravillosa. Le comenta mi pareja a su hermana que era una zona nudista y que normalmente habría muchos nudista allí, pero digo de ir yo. Al llegar y ver cómo el 80 % de gente es nudista les dije que lo sentía, pero que haría nudismo y, rápidamente, me desnudé. Mi esposa hizo lo mismo y allí estaba una pareja desnudos y la otra no, ella en topless. Como a la hora, él decide quitarse el bañador, pues dijo que total era una oportunidad única para probar. Mi cuñada esperó ya al final del día para decidirse y quitarse la parte del bañador que tenía. Fueron quince minutos ese día, pero los dos últimos días que estuvimos en la isla, los cuatro hicimos nudismo.

Ya en Tenerife hemos ido con ellos dos veces a playas nudistas. 



Categorías
Anécdotas

Mi esposa y yo

Gío (06/08/2024)

Empecé a hacer nudismo aproximadamente a los veinte años, pero dejé de practicarlo porque me moví de estado.

No fue hasta los cuarenta años que, ya casado, le dije a mi esposa que si quería ir a un resort naturista. No quería al principio, pero al final aceptó. Entonces decidimos ir a Desert Shadows en California. Cuando llegamos nos fuimos al cuarto y pues yo me saqué la ropa de inmediato. Ella se tardó un poco más. Al quedar completamente desnuda se miraba algo nerviosa. Yo abrí la puerta del cuarto para salir a la piscina y ella automáticamente se puso una mano en los pechos y otra en la parte de abajo.y luego dijo: «Ah, pues si todos afuera están desnudos». Al principio se ponía la toalla al no más salir del agua, pero como a la media hora salía del agua como si nada. Después de eso fuimos un par de veces a otro que se llama Glen Eden en California, pero años después nos divorciamos y mi esposa actual dice que ni loca va a un lugar así. Dichosos los que tienen esposa que le gusta el nudismo.



Categorías
Anécdotas

Encuentro con la catequista

Jorge (07/02/2024)

Esta fue hace unos quince años. Resulta que estando mi esposa y yo en una playa haciendo nudismo, nos encontramos con la chica unos treinta años que daba la catequesis a nuestra hija en la playa. Ella estaba con su novio y la verdad estaba haciendo topless. Al principio fue algo chocante, pero después entablamos una conversación y nos comentó que ella solía ir a esa playa y hacía topless, que la religión hoy en día trata de formar buenas personas y honrados ciudadanos. Después nos dijo que los nudistas no le molestan, sí los salidos y mirones.

Con el paso de los años la hemos visto por esa playa y nos saludamos. Hace dos o tres la vimos haciendo nudismo y nos dijo que ya era hora de probar. Después la hemos visto más veces. Saludos.



Categorías
Anécdotas

Hablando con desconocidos

Juan (11/06/2023)

Os voy a contar una cosa que me pasó hace unos días en Cabo de Gata. Hice la ruta Las Negras – Agua Amarga caminando, pasé por San Pedro, la Cala del Plomo y la Cala de Enmedio.

Lo de esta última da bastante pena, con lo que ha sido esa cala. No es que no hubiera nudistas, sino que no se veía ni media teta en toda la playa. Además, para ser un día entre semana estaba «bastante» concurrida (unas veinte personas), cosa que hace más incomprensible si cabe la situación. Yo iba con un poco de «prisa», no tenía pensado pararme allí pero me dio tanto coraje que dije: aquí me baño en bolas porque sí.

Me metí en el agua unos minutos y después me puse a pasear por la orilla para secarme «al fresco», cuando llegué al extremo de la cala donde había dejado mis cosas se me acerca una pareja y esta fue la conversación:

  • Nos están borrando de todos sitios.
  • No entiendo. (Sabía a qué se referían pero me hice el tonto)
  • A los nudistas -me dice ella- que nos están echando de todas partes.
  • ¿Sois nudistas?
  • Sí, pero…
  • Mirad, yo vengo de caminar, no tenía pensado bañarme pero he visto como estaba esto y aquí estoy, el único, pero me da igual. A mí me gusta bañarme desnudo, es más, no tengo bañador así que no tengo alternativa y no le hago daño a nadie bañándome desnudo. Si los demás están vestidos, peor para ellos, pero yo no voy a privarme de un baño por no traer bañador…

Así seguimos unos minutos y al final se animaron y se desnudaron, volvimos al agua y estuvimos paseando por la orilla mientras hablábamos sobre el tema, el daño que han hecho las redes, el postureo y google maps. A la mayoría de la gente le daba igual, incluso se veía alguna mirada curiosa que luego nos sorprendería gratamente. Poco a poco vimos algún/a valiente más que se animaba a darse un baño desnudo/a.

Estuve con ellos unos veinte minutos más, un rato de charla muy agradable. Me hubiera gustado mucho quedarme, pues en los últimos minutos a la tertulia nudista se sumaron otras dos personas, pero tenía que marchar ya que me quedaba otra media hora de camino y me esperaban en Agua Amarga.

Yo agradecí muchísimo que esa pareja me interpelara. Si no lo hubieran hecho seguramente no hubiera tenido esa conversación tan agradable, ellos no se hubieran desnudado, yo hubiera marchado corriendo y muchos otros potenciales nudistas ese día no se hubieran manifestado. Si os encontráis en la misma situación, hablad con quien sea, de forma educada y con respeto estoy seguro que la respuesta será muy positiva. Y si no tienen ganas de hablar, respetuosamente os lo dirán y no pasa nada.

El segundo mensaje que quiero transmitir es que pensemos menos en lo que pueda pensar la gente y actuemos. Si nadie se hubiera desnudado yo habría disfrutado igual mi baño, pero mi acción tuvo consecuencias positivas más allá de mis expectativas (que terminan en mí mismo). Yo no quiero ir de influencer, ni sentirme especial ni nada, me bañé desnudo porque quise. Pero en ese contexto, y en ese momento concreto, mi acción probablemente desencadenara que media playa (justo antes de vestirme y marchar, en nuestra «tertulia» de cinco nudistas contamos otras siete personas desnudas) fuese nudista en lugar de 100% textil.

La próxima vez, desnudaos, lo que piensen los demás no es problema vuestro ni debe condicionaros.



Categorías
Anécdotas

Nudismo y personas conocidas

Álvaro (04/05/2023)

Ya me he presentado anteriormente en un par de post, pero me vuelvo a presentar. Soy Álvaro y practico el nudismo habitualmente con mi mujer y con amigos.

Hace tiempo que quería hablar sobre este tema, porque cada vez veo más gente interesada con el nudismo. Encuentros con conocidos y anécdotas podría contar muchísimas porque practico el nudismo siempre que puedo, incluso en zonas donde van textiles y no son nudistas, aunque se practique.

Este puente del primero de mayo hemos estado mi mujer y yo en la playa con los niños aprovechando el buen tiempo, y cómo no, hemos ido a una playa nudista. Mi hija de cuatro años jugaba en la arena mientras nosotros tomábamos una cerveza debajo de la sombrilla y conversábamos. De repente escucho a la niña gritar: «¡LA SEÑO!». Cuando nos dimos cuenta estaba corriendo hacia ella y abrazándola. La cara de la seño era todo un poema, mirándonos roja como un tomate tal y como vino al mundo. Acto seguido yo me levanté a saludar por quitar hierro al asunto, cruzamos un par de palabras y fue a sentarse bajo su sombrilla que la tenían a escasos metros con su marido e hijas. A lo largo de la mañana mi hija estuvo jugando con las niñas de la seño que son algo mayores que ella, y después de dos cervezas y algún paseo por la orilla de la playa nos volvimos a encontrar de frente con la seño. Ahí ya estuvimos hablando un rato, tanto con ella como con el marido y se normalizó la situación. Nos contaron que ellos eran asiduos a playas nudistas pero que en verano se iban al norte, que tienen casa allí y que no esperaba encontrar a ningún alumno. La tranquilizamos diciendo que nuestra hija podría decir que la había visto en la playa, pero que no iba a especificar si era nudista, de piedras o de arena porque para ella es una situación normal estar desnuda en la playa rodeada de gente desnuda.

Este texto lo quería titular la «LA SEÑO» o «LA SEÑO TAMBIÉN ES NUDISTA», pero se lo quiero dedicar a todas y cada una de las personas de mi entorno que practican el nudismo y lo hacen con normalidad, porque también me he encontrado a mi barbero de confianza desde que tengo quince años, a la camarera del bar de debajo de mi casa (que hace el café como nadie), a la cartera de mi barrio y a algún vecino de mi pueblo que me suelo cruzar. Con todos ellos, que me cruce por la calle o desnudos en la playa se lo toman con naturalidad y desde que te los cruzas con el traje de Adán hay una conexión, un vínculo de unión especial.



Categorías
Anécdotas

Amigos nudistas, amigos para toda la vida

Álvaro (02/03/2023)

Buenas, mi nombre es Alvaro, tengo 36 años y practico el nudismo habitualmente desde 2011.

Cuando empecé a salir con la que ahora es mi mujer, ella nunca había practicado el nudismo. Es más era muy pudorosa a la hora de hacer topless. Empezamos a ir a pequeñas calas casi solitarias de la zona a pasar el finde con la tienda de campaña. Yo me quitaba el bañador nada más bajarme del coche y no me volvía a vestir hasta que nos volvíamos a casa. Un día llegamos a una de esas calas a pasar sábado y domingo, estábamos completamente solos, montamos nuestro chiringuito y nos fuimos a bucear. Cundo volvimos al rato vimos que en la otra punta de la cala había otra pareja. Al salir de agua me di cuenta que eran unos conocidos. Nosotros seguimos a lo nuestro ya que ellos se hicieron los locos. Al poco se levantaron y se metieron en el agua, mi sorpresa fue que Mario estaba desnudo y Ana se acababa de poner la parte de abajo para meterse en el mar porque nos habían reconocido. Cuando salieron del agua me acerqué a saludarlos y a ofrecerles una cerveza, aunque a mi mujer que estaba vestida le daba vergüenza que fuese desnudo a saludar. Aceptaron la cerveza y nos comentaron que traían también la tienda de campaña en el coche y que se quedaban a dormir, compartimos comida, bebida, y lo que cada uno tenía.

A media tarde fuimos Mario y yo a la gasolinera más cercana a por suministros, ya que habíamos agotado el hielo y parte de los víveres. Al volver encontré a mi mujer que se había pasado todo el día con el bikini puesto tomando el sol totalmente desnuda con Ana. Al ver que habíamos vuelto se quedó un poco cortada pero siguió a lo suyo. Nosotros después de colocar la compra en las neveras nos metimos al agua y veo a mi mujer que se mete sin ponerse el bañador y más relajada. Desde ese momento no quiso ponerse el bikini. Al finde siguiente volvimos a quedar con ellos en la misma cala y así pasamos el resto del verano de cala en cala con Ana y Mario de acampada nudista. Después de nueve años seguimos compartiendo acampadas, quedadas y viajes en los que podemos estar como nuestra madre nos trajo al mundo.

Levamos tres veranos sin viajar, aunque sí quedando, porque tanto ellos como nosotros hemos sido papás por duplicado, pero… Volvemos a la carga planeando la escapada del verano a algún camping nudista con nuestros peques.



Categorías
Anécdotas

Amiga nudista por sorpresa

Erns (24/03/2022)

Dado que llevo practicando nudismo desde pequeño, las primeras veces fuero a finales de los 70, con mis padres y siendo un crío. A mis actuales 50 años tengo mil anécdotas.

Hoy quiero contaros la que me ocurrió el último verano.

Llevaba algún tiempo sin ver a una de mis mejores amigas. Me llamó por sorpresa para decirme que estaba en Málaga, que tenía poco tiempo y que le apetecía muchísimo que nos viéramos.

Le dije que estaba en Almayate y que pensaba pasar el medio día y la tarde allí, así que quedamos. Era la primera vez que ella iba a una playa nudista y no se atrevió a desnudarse. Pasamos una buena tarde, yo desnudo y ella con su bikini.

Pasada una semana volvió a Málaga y quedamos en el mismo sitio. Yo le comenté que si prefería otro lugar, no había problema, pero ella insistió en repetir.

Esta segunda vez, inicialmente se quedó en topless. Pasado un rato y con un calor de consideración, decidimos ir al agua. Cual fue mi sorpresa cuando antes de meternos en el mar se deshizo de la parte de abajo del bikini, que nunca más se volvió a poner. Desde ese día siempre que viene a Málaga me pide que la lleve a alguna playa nudista y me agradece que la animara a probarlo.



Categorías
Anécdotas

Dos mironas con poco disimulo

Nacho (09/09/2021)

Buenas, nudistas. Soy Nacho. Ya he escrito alguna vez por aquí para contar mi primera vez y un par de anécdotas más (Corriendo tras la sombrilla y La clave es la naturalidad).

Suelo hacer nudismo en la zona de Rompeculos y Cuesta Maneli (Huelva). Son playas, o más bien una sola larguísima, donde se practica el nudismo, aunque no hay ninguna zona estrictamente reservada para ello y es muy frecuente que los no nudistas paseen por la orilla y lleguen hasta sitios en los que se suele poner más gente en bolas.

A mí eso es algo que nunca me ha importado. Mi lema es «al que no le guste, que no mire, y al que le guste, que mire y lo cuente». Vamos, que disfruten. ¿Qué puedo decir? Si a alguien le gusta lo que ve cuando estoy desnudo, teniendo un cuerpo de lo más normalito, pues yo encantado.

El caso es que siempre me ha hecho mucha gracia la gente que pasea por la orilla y se cruza con nudistas porque suelen intentar disimular que están mirando lo que están mirando. Insisto, a mí no me importa que miren, pero me parece gracioso que intenten hacer como que no están mirando.

De hecho, a veces voy yo desnudo por la orilla, voy a cruzarme con alguien y no les miro directamente hasta que de repente sí lo hago y automáticamente desvían su mirada, giran la cabeza o intentan disimular de formas muy variadas. Me parece graciosísimo. Otras veces evito mirarles para que así puedan hacerlo ellos con libertad. Pobrecitos. Aunque, por supuesto, también los hay que miran sin disimulo ninguno… y hacen bien. Lo que se van a comer los gusanos que lo disfruten los cristianos.

Pues bien, hace algunas semanas en Rompeculos me crucé con dos chicas. Cuando estaban cerca de mí las dos se pusieron sus gafas de sol, lo cual fue muy curioso porque estaba nublado y porque lo hicieron las dos a la vez. Eran además de esas gafas que no son oscuras, sino prácticamente espejos para el que está delante, por lo que quien las lleva está confiado en que nadie puede ver hacia dónde están mirando. Pero el movimiento de las cabezas tampoco dejó mucha duda cuando nos cruzamos a unos pocos metros.

Aunque ya digo que me da igual que me miren (si me importase no me pondría en bolas en un lugar público a la vista de todos), sí me dio un poco de coraje que me tomasen en cierta forma por tonto al creer que por ponerse las gafas de sol yo no me iba a dar cuenta de que me estaban mirando, así que se me ocurrió idear un plan para que se dieran cuenta no sólo de que sabía que me miraban, sino de que no me importaba en absoluto.

Cuando las vi volver por donde se habían ido (eran textiles de los que recorren la parte nudista y después se dan la vuelta), cogí mi móvil y fui directo hacia ellas. Lo más gracioso fue que volvió a pasar lo mismo: se volvieron a poner las gafas de sol conforme se acercaban. Y es que, al estar nublado, en ese momento, aún por la mañana, los únicos nudistas éramos un hombre ya mayor que estaba bastante lejos y apartado de la orilla, y yo, que estaba muy cerca del mar. Imagino entonces que al pasar la primera vez a mi lado se las quitarían enseguida al no ver a ningún otro tío desnudo a la vista.

Total, que veo que se vuelven a poner las gafas, me acerco y les digo dándoles mi móvil: «perdonad, ¿me podéis hacer una foto?». Una de ellas, muy amablemente accedió, me cogió el móvil, me preguntó qué parte quería que se viera del paisaje y me hizo un total de tres fotos desde distintas posiciones. Evidentemente, tuvo oportunidad de verme de arriba a abajo todo lo que quiso, como también lo hizo su amiga, que durante todo el proceso mantuvo su cabeza (y evidentemente también sus ojos tras las gafas de sol) dirigidos hacia mí. ¿Querían mirarme disimuladamente? Pues, queridas mías, que sepáis que me da igual y que incluso os lo he puesto más fácil para que disfrutéis sin tener que disimular.

La verdad es que me gustó mucho hacer mi pequeño teatrillo, así que no lo descarto para próximas ocasiones. Que miren sin disimulo. Que miren, que miren, que es gratis.

Nacho.