La primera vez: Álvaro

Relatos del primer contacto con el nudismo / naturismo

Álvaro (07/03/2023)

Buenas, mi nombre es Álvaro y me estrené en este blog la semana pasada con una anécdota «Amigos nudistas, amigos para toda la vida«.

Escribo estas líneas desde un aeropuerto ya que por motivos de trabajo viajo bastante,  anoche en la soledad de la habitación del hotel leí la mayoría de post que se han reflejado en esta maravillosa página, lastima que no sean más porque hay muy interesantes y me quedan pocas por leer.

Las primeras veces fueron siendo un crío con mis padres en Ibiza y Formentera,  éramos asiduos en las islas por los años noventa, mis padres se bañaban desnudos con toda naturalidad al igual que mi hermana mayor y un servidor, cuando mi hermana y yo entramos en la adolescencia y se frenó la cosa. Pero aunque tenga buenísimos recuerdos de esos veranos era un crío y no los considero como primera vez porque no era consciente de lo que es el pudor. Tampoco he sido muy pudoroso nunca.

La primera vez que realmente sentí la liberación de estar desnudo en una playa fue en 2004, yo tenía 18 años recién cumplidos, ese verano trabajaba en la cafetería de un amigo, en ella trabajamos un grupo que desde la primera semana fuimos algo más que compañeros porque el ambiente de trabajo era extraordinario.  El negocio cerraba solo un día por semana para el merecido descanso de ese equipo incansable que seguía haciendo planes juntos, teníamos edades entre 18 y 23.

Un día de cierre decidimos ir los cinco a la playa juntos, y una de mis compañeras propuso ir a una zona de calas en un acantilado que ella conocía y solía ir. Nos equipamos con  todo lo necesario para pasar el día, aparcamos el coche lo más cerca posible de la playa y bajamos el acantilado. Vero, que era la chica que había propuesto ir a esa playa, se quedó en topless. Seguidamente Mónica y al poco Sofia. No le di mucha importancia porque ellas habían comentado alguna vez que solían hacer topless y en la cafetería teníamos un único vestuario. Si bien las duchas eran individuales y totalmente cerradas, los bancos estaban juntos y nos cambiábamos allí tranquilamente envueltos en las toallas aunque a veces te jugaba la mala pasada y la toalla se abría o se iba al suelo, con lo que no era nada que no había visto antes. Sin dudarlo mucho le dije a mi amigo Antonio: «Yo me voy a quitar el bañador. Si ellas están con toda la confianza del mundo en tetas y con las braguitas en modo tanga, ¿por qué no podemos nosotros?». Acto seguido me quité el bañador y cuando miré a Antonio él ya se lo había quitado. Nos metimos en el agua, no sé si por el calor o por vergüenza, pero al salir del agua Vero estaba sin la parte de abajo. No tenía ni una marca de bikini y nos comentó que ella solía practicar nudismo con Sofi y no se había quitado la braguita antes por si nos molestaba, pero que estaba deseando hacerlo y sabía que alguno de nosotros al ir allí se iba a animar. Sofi también solía ir con Vero allí y también lo practicaba aunque ese día se cortó un poco. Solo tomó el sol sin la braguita del bikini y se lo ponía para bañarse. Mónica no dio el paso pero una vez en el coche nos dijo que que se había quedado con las ganas, pero quedaba mucho verano y la siguiente vez fue la primera en quedarse desnuda. Ahí me di cuenta que esa experiencia tan maravillosa que acaba de vivir se repetiría con mis compis. Ese verano nos escapamos todas las veces que pudimos a «la playa donde podíamos estar agustito», así le llamábamos en clave, bien los cinco o en grupo más reducido.

Aunque cada uno ha tomado su camino, sigo teniendo mucho aprecio a todos mis compis de ese verano, y algunos me los sigo encontrando en playas de la zona que aunque no sean «nudistas» es practica habitual.


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