Jorge (23/07/2019)
Voy a comenzar por decir que mi nombre es Jorge y el de mi pareja es Lizeth. Somos de Colombia, vivimos en un pueblo llamado San Diego, Cesar. Desde hace muchos años queríamos conocer playas nudistas, pero desde la posición geográfica donde vivimos es difícil. Así que decidimos investigar qué playas visitar, así que conseguimos que en las playas del parque Tayrona, en Santa Marta, existen espacios para los nudistas. Están a cinco horas de distancia. Nos decidimos por esas playas y las visitamos en los meses de julio-agosto de 2018. Cuando llegamos al parque comenzamos a caminar y preguntar donde sería (ya que no están señalizadas). A lo largo de una caminata de veinte minutos empezamos a ver personas tumbadas en la arena desnudas, así que sabíamos que íbamos por el camino correcto.
Nos empezó a dar un poco de miedo y pena, todo normal por ser la primera vez, pero seguimos. Yo, Jorge, fui el primero en quitarme todo, porque estabamos distantes de las otras personas, pero Lizeth (mi esposa) dudó. Ella duró así un par de minutos, hasta que llegó una pareja desnuda completamente y empezamos hablar de lo más normal. Yo tuve algo de pena, ya que tuve una medio erección, pero no era tan notable. No duró mucho, no más de veinte o treinta segundos y las otras personas fueron maduras al saber llevar el momento. Luego siguió mi esposa, ya que la otra mujer le inspiró confianza y así que ella decidió ir por la parte superior del vestido de baño. Cuando decidimos bañarnos, fuimos al agua y de regreso a la arena ya Lizeth venía sin nada, ya había entrado en confianza. En la playa había pocas personas, alrededor de unas veinte. Eso ayudó mucho en nuestra primera vez. Hemos decidido ir en enero de 2020. Dicen que hay más personas, queremos probar con más personas a ver como nos va.
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