Juan (19/08/2009)
Mi nombre es Juan. Tengo 41 años. Hace ya mucho tiempo que deseaba practicar nudismo en alguna playa. En Conil llegó, por fin, el día. Recorría nadando las calas de poniente cuando pasé por la del Faro, con afluencia de nudistas y textiles. Al regresar a ella decidí que había llegado la hora. Me quité el bañador y salí desnudo a la playa. Resultó mucho más fácil de lo que había pensado. Fue algo maravilloso. Me preguntaba por qué no lo había hecho mucho antes. Es muy cómodo y natural. Te hace sentir mucho más cerca de la naturaleza -los maravillosos acantilados ayudaban a ello- y de otras personas que, como tú, deciden acercarse al mar libres de vestimenta. Es una práctica sincera, generosa y libre. Un verdadero placer. Quienes deciden permanecer con traje de baño en una playa donde se practica nudismo, también te hacen sentir seguro. De alguna manera apoyan esta práctica e, incluso, desearían en gran parte llevarla a cabo. En todo caso percibí que lo respetan. Mis próximas vacaciones las programaré teniendo en cuenta que haya playas nudistas cercanas para volver a disfrutar de maravillosos momentos en el mar en nuestro estado natural. Recomiendo especialmente las primeras horas de la mañana, en las que estas calas preciosas están más bellas que nunca.
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