Pepe (28/02/2021)
Hace unos años comencé a hacer nudismo en las playas, y aunque mi mujer no me seguía, comenzó a quitarse la parte de arriba del bikini. Nunca hablamos de ello porque nunca quise forzarla, lo mejor era que si ella quería desnudarse, tan solo tendría que ser por una decisión suya.
Ella se reía un poco de la situación porque nunca se había imaginado que yo pudiera llegar a ese punto, pero cada vez me sentía más a gusto y yo notaba que en el fondo ella también quería desnudarse, pero no lo hacía porque realmente tenía un exceso de falso pudor y sobre todo, lo que tenía era miedo de encontrase con alguien conocido en una playa y que la pillara en pelota picada.
Pero hace dos años estuvimos e el extranjero. Como siempre y nada más llegar a la playa, me desnudé, me di un buen baño y me tumbé sobre la arena desnudo. Ella, como siempre, se limitaba únicamente a quitarse la parte de arriba y así durante dos días. Pero a tercer día vi como se acercaba a la orilla de la playa, se quitó la braguita del bikini, se metió en el agua y se dio un baño como nunca se lo había dado.
Yo recogí la braguita de la orilla y la dejé en la toalla, a unos 20 metros de la orilla. Cuando salió del agua y al ver que estaba desnuda y sin nada con lo que taparse ante la gente, vino andando hasta las toallas como una diosa y no se volvió a acordar del bikini en todas las vacaciones. Se la veía bastante a gusto y todos los reparos que pudiera tener se le quitaron de golpe.
Desde entonces seguimos yendo a playas nudistas y ella es la primera que nada más llegar se desnuda. Además se ha arreglado las ingles y la veo más atractiva que nunca.
Ahora hemos hablado de ello y siempre dice «qué lástima de tantos años perdidos con el bikini», porque ahora disfruta de la playa y de su desnudez como nunca lo había hecho. Sentir el agua, el sol, los paseos por la playa, la libertad de ir desnudos porque queremos ir desnudos, nos da una seguridad y un placer que antes no teníamos.
Lo mejor vino este año, estábamos desnudos en la playa y cosas de la vida, coincidimos con unos conocidos que también estaban desnudos. Esto hace tan solo un año habría sido una baja por depresión, pero es que estábamos los cuatro como Dios nos trajo al mundo y aunque al principio sí nos quedamos todos un poco cortados, lo tomamos con la naturalidad que requiere el momento y estuvimos un par de días más quedando con ellos sin la necesidad de llevar un bañador ni de dar explicaciones.
Este verano hemos quedado con ellos en Albacete donde vivimos todos y disfrutamos desnudos en la piscina de la parcela que tienen ellos con otro grupo de amigos más.
Yo le digo que nunca es tarde, que las personas evolucionamos y al final lo que importa eres tú y no la gente que tienes alrededor, aunque siempre han sido muy respetuosos porque estaban igual de desnudos que nosotros.
Por eso digo que no os cortéis, al principio puede costar un poco, pero es un rato que pasa pronto y quien hace una vez hace nudismo, lo hace para siempre.
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