Introducción
El estudio de la sexualidad infantil se parece a una excursión por el desierto de California: grandes extensiones de nada, interrumpidas por breves frenesís de actividad y vistas interesantes. Alayne Yates (1979) cita la escasa y confusa historia del estudio, por parte de eruditos, de la materia general de la sexualidad infantil, y específicamente, la falta de materiales de referencia concisos, para padres y educadores. En los Estados Unidos, al igual que en la mayoría del resto de los países angloparlantes, las investigaciones de esta naturaleza han sido vistas históricamente como innecesarias (la reacción más suave), intrusivas (una creencia común entre los educadores: la sexualidad infantil es vista únicamente en la esfera de la de los padres), o maligna (especialmente entre individuos y grupos que suscriben determinados códigos y dogmas religiosos). Los impedimentos a la investigación reperesentan un problema especial para las familias y grupos que no comparten los puntos de vista más extendidos con respecto a la sexualidad en general, y a la desnudez/pudor en particular. Smith y Sparks (1986) dan numerosos ejemplos de familias que son nudistas, o bien «en sociedad» o bien «en casa», que habitualmente ocultan ese aspecto de sus vidas por temor a que otros lo descubran y no lo aprueben. Temen la falta de aprobación porque no tienen una base de investigación de expertos bien desarrollada que apoye sus creencias de que el cuerpo es una entidad normal y sana, y que la desnudez no sexual no es perjudicial para los niños (y en realidad es beneficiosa). [Los nudistas generalmente se clasisican como sigue: «nudistas en sociedad» participan en actividades de ocio y estilos de vida desnudos en compañía de otros, como en playas, clubs, u otras reuniones; «nudistas en casa» puede que no participen en actividades grupales, pero no suelen estar vestidos en casa cuando no lo requieren las circunstancias, como para dormir, relajarse en el jardín, o simplemente cuando están solos en casa.]
Investigación Actual
Afortunadamente para las familias nudistas, varios investigadores se han interesado por el tema de la desnudez y el desarrollo de los niños. Por desgracia, pocos más han elegido reproducir sus investigaciones, posiblemente por las razones antes mencionadas (Yates, 1978). A continuación hay cuatro resúmenes de estudios recientes y relevantes.
Actitudes de los padres
Aquilino y Ely (1985) estudiaron las actitudes de los padres hacia el desarrollo sexual normal de los niños en edad preescolar. Se encuestó a ochenta y un padres con hijos de entre tres y cinco años acerca de la actividad y curiosidad sexual de los niños. Los entrevistados eran padres cuyos niños asistían a centros de día en ciudades del Norte de Carolina. Se utilizó un cuestionario diseñado por el autor, que contenía preguntas relativas al conocimiento de los padres, respuestas a la sexualidad de los niños, y comodidad con la sexualidad de los niños. Los entrevistados también dieron información de su edad, sexo, estado civil, filiación religiosa, y educación, ya que se consideraban estos factores como posibles influencias en el resultado de las respuestas. Después de rellenar los cuestionarios de forma individual, se instó a los entrevistados a participar en sesiones de pregunta-respuesta en grupo y/o individualmente. Los autores no determinaron si alguno de los sujetos era nudista, y es dudoso que consideraran este dato como una influencia potencial sobre las respuestas [ya que no lo incluyeron].
Influencias de la niñez en la adaptación adulta
El siguiente estudio también encuestó a sujetos adultos. Lewis y Janda (1988) examinaron la relación entre la adaptación sexual de los adultos y la exposición a la desnudez en la infancia, dormir en la cama de los padres, y las actitudes de los padres hacia la sexualidad. Se reclutó como sujetos a doscientos estudiantes universitarios sin graduar, de menos de veinte años. Todos los sujetos completaron un cuestionario extensivo y retrospectivo, que medía tres experiencias básicas durante la niñez (definida operacionalmente como el periodo desde el nacimiento hasta los once años): dormir en la cama con los padres; actitudes y comodidad de los padres respecto a la sexualidad; y ver a los padres, hermanos, y amigos desnudos. La información sobre la comodidad y la adaptación sexual también se obtuvo utilizando un cuestionario extensivo.
Percepciones infantiles de la desnudez
A diferencia de los dos estudios anteriores, Goldman y Goldman (1981) eligieron como sujetos a niños. Las investigaciones que implican a niños pueden ser problemáticas, pero también pueden resultar bastante reveladoras. Los Goldman entrevistaron a 838 sujetos de Norteamérica, Inglaterra, Australia y Suecia. Las edades de los sujetos estaban entre los cinco y los quince años. Cada niño fue entrevistado individualmente, y se le hicieron preguntas diseñadas para obtener respuestas indicativas de la comprensión de los niños de lo que supone ir vestidos, desnudos (como lo ve la sociedad en conjunto), y el pudor. Las respuestas se codificaron y puntuaron según la escala de Kohlberg de pensamiento moral, para valorar el nivel de cada sujeto de razonamiento cognitivo en función de las respuestas dadas. No se hicieron referencias a la actitud de la familia respecto a la desnudez, aunque, una vez más, esto puede haber sido un factor de influencia.
Percepciones nudistas y no nudistas
El último estudio puede ser el más útil para las familias nudistas. Story (1979) entrevistó a 264 niños de entre tres y cinco años, y a sus padres. Se elijió y se clasificó a los sujetos basándose en la posición familiar respecto a la desnudez: «nudistas en sociedad», «nudistas sólo en casa», o no nudistas. Los sujetos eran todos norteamericanos, con aproximadamente igual número tomado de todas las regiones de los Estados Unidos. A los padres se les hicieron entrevistas individuales para determinar las edades, sexos, pesos y orden de nacimiento de los niños. A los niños se les entrevistó aparte; se les pidió que dijeran si les gustaban determinadas partes del cuerpo, utilizando como referencias dibujos lineales de niños desnudos del mismo sexo y la misma raza que el niño entrevistado. A los niños también se les pidió que identificaran qué partes del cuerpo les gustaban más y menos, con una explicación para cada una de ellas.
Resumen
Los resúmenes de los estudios se presentan en el mismo orden que lo anterior.
Aquilino y Ely (1985) descubrieron que la mayor parte de los padres tenía conocimiento de la sexualidad y curiosidad normal en niños en edad preescolar. Los sujetos informaron de que tendrían en su mayor parte respuestas positivas frente a los comportamientos sexuales de los niños, aunque algunos comportamientos eran menos tolerados dependiendo del sexo (autoestimulación de los genitales más tolerada en niñas que en niños), y algunas no eran toleradas en absoluto (niños de sexos opuestos «jugando a los médicos»). La mayoría de los padres, a pesar de su alto grado de conocimiento, todavía se sentían incómodos como los únicos árbitros del desarrollo sexual de sus niños. La mayoría quería seguridades y validación de que sus actitudes quedaban dentro de las normas sociales, tanto por parte de los investigadores como por parte de los otros padres.
Lewis y Janda (1988) encontraron una correlación positiva entre la exposición a la desnudez en la infancia y la comodidad sexual en la edad adulta. Los autores apuntaron que, sin embargo, algunos podrían ver esto como una razón para evitar la exposición a la desnudez en la infancia, ya que sus medidas de la comodidad incluían la aceptación de estilos de vida que muchos considerarían inmorales o indeseables (como sexo prematrimonial, o aceptación de la homosexualidad). Los otros factores (dormir en la cama de los padres y comodidad/aceptación de la sexualidad por los padres), aunque no están relacionados con el punto de vista de esta revisión, también demostraron una correlación positiva con la exposición en la niñez y la adecuación y comodidad sexuales de los adultos.
Goldman y Goldman (1981) encontraron que los niños angloparlantes fueron los mas inflexibles repecto a la necesidad de la ropa, incluso en climas cálidos; los niños norteamericanos eran los más insistentes. Los angloparlantes también eran menos propensos a llegar al más alto nivel de pensamiento moral con respecto a las razones para sentirse azorados al estar desnudos, y las razones para llevar ropa o no. Los niños suecos parecían obtener puntuaciones más altas consistentemente, y parecían ser mucho menos insistentes en cuanto a la ropa, a pesar de vivir en un clima más frío en el que tendrían más razones para esperar que se debiera ir vestido. Los Goldman apuntan que la educación sexual en las escuelas es necesaria después de los ocho años, y que las tradiciones del norte de Europa de la sauna y la FKK («freikoperkultur» o «cultura del cuerpo libre») están bien establecidas en Suecia.
Por último, Story (1979) encontró que mientras que lo más frecuente es que a los niños no nudistas no les gusten sus genitales, a los niños nudistas les ocurre lo contrario, nombrando con mayor frecuencia los genitales como la parte del cuerpo que más les gusta. Además, los niños nudistas no identificaron ninguna parte del cuerpo en particular que no les gustara (siendo la única excepción posible la piel — no por el color racial o por deformidades, sino por las quemaduras solares o la falta de moreno). Se encontró que el nudismo familiar tenía una mayor correlación con la autoestima que el sexo, la raza o la zona geográfica. Consecuententemente , los niños nudistas obtuvieron mayores puntuaciones que los niños no nudistas en todas las áreas de aceptación del propio cuerpo, autoestima, y la propia imagen.
Conclusión
Los resultados de las investigaciones presentadas parecen hablar claramente y con fuerza: la exposición de los niños a la desnudez no sólo no es perjudicial, sino que parece ser beneficiosa. Los niños que crecen así se convierten en adultos que se encuentran cómodos con sus cuerpos y su sexualidad. Sin embargo, esta relación aparentemente clara, no está tan clara para la mayoría de los padres, nudistas o no nudistas. Yates (1978) teoriza que la mayoría de los padres no es consciente de estos estudios por dos razones. Primero, los nudistas todavía son amplia (y erróneamente) percibidos en nuestra sociedad como pervertidos sexuales: personas que obtienen estimulación sexual entregándose desnudos a actividades de ocio. Los que no son nudistas generalmente no tienen experiencias personales directas para refutar esta falacia, y muchos nudistas temen revelar su condición por miedo a ser ridiculizados, procesados y perseguidos. Segundo, el estudio de la sexualidad humana ha echo avances extraordinarios en el conocimiento de la sexualidad de los adultos en los últimos cien años — esto se ve como algo apropiado, ya que los adultos son claramente seres sexuales. La misma investigación con respecto a los niños ha avanzado mucho más lentamente, ya que los investigadores son poco propensos a estudiar en este área que todavía muchos consideran innecesaria, intrusiva, o maligna. La investigación que se ha hecho ha sido escasa, y generalmente no ha sido reproducida. Esta falta de replicación ha llevado a una falta general de credibilidad por parte de aquellos que basan sus opiniones profesionales en las publicaciones, y estas personas son las que aconsejan a los padres directamente. De esta forma, nos quedan sólo los consejos del Dr. Spock [advirtiéndonos de consecuencias fatales], que no realizó ninguna investigación por sí mismo y aparentemente basa sus conclusiones sobre la exposición de los niños a la desnudez en un incidente anecdótico que implicaba a su propio hijo, y la Dra. Joyce Brothers [advirtiéndonos de «terribles culpas y frustraciones], que no realizó ninguna investigación por sí misma y aparentemente basa sus conclusiones en la exposición normal de los niños a la desnudez en su trabajo con niños emocionalmente trastornados (Smith y Sparks, 1986).
En los estudios de Aquilino y Ely vemos que los padres generalmente no confían en su propio juicio respecto a cuestiones relacionadas con la sexualidad infantil. En los estudios de Smith y Sparks vemos que muchos «expertos» con amplia difusión en publicaciones no son expertos en absoluto, sino más bien individuos con opiniones personales que casualmente también resultan ser ámpliamente leídos por padres ingenuos e inseguros. Por último, en los estudios de Yates, Story, Lewis y Janda, y los de los Goldman, vemos que hay evidencias convincentes de que la exposición de los niños a la desnudez es realmente beneficiosa en un contexto social. Por lo tanto, debería estar bastante claro que la respuesta a la pregunta «¿La exposición de los niños a la desnudez es perjudicial?», debería ser «No», y los así llamados «expertos» que opinan lo contrario, tienen ahora la responsabilidad de realizar y reproducir las investigaciones ya ofrecidas para apoyar sus opiniones.
Referencias
- Aquilino, M.L., & Ely, J. (1985). Parents and the sexuality of preschool children. Pediatric Nursing. 11(4), 41-46.
- Goldman, R.J., & Goldman, J.D. (1981). Children’s perceptions of clothes and nakedness: a cross-national study. Genetic Psychology Monographs. 104, 163-185.
- Lewis, R.J., & Janda, L.H. (1988). The relationship between adult sexual adjustment and childhood experiences regarding exposure to nudity, sleeping in the parental bed, and parental attitudes toward sexuality. Archives of Sexual Behavior. 17(4), 349-362.
- Smith, D.C., & Sparks, W. (1986). The Naked Child: Growing Up Without Shame. Los Angeles: Elysium Growth Press.
- Story, M.D. (1979). Factors associated with more positive body self-concepts in preschool children. The Journal of Social Psychology. 108, 49-56.
- Yates, A. (1978). Sex Without Shame: Encouraging the Child’s Healthy Sexual Development. New York: William Morrow and Company.
©1993, 1994, 1996 W.D. Peckenpaugh. Reservados todos los derechos.
Autor: William D. Peckenpaugh
Soy un nudista/naturista federado desde hace más de veinte años, y pertenezco a las dos principales organizaciones nudistas/naturistas de los Estados Unidos de América. He realizado trabajos directamente relacionados con el tema de los niños y la desnudez tanto antes como después de licenciarme por la Universidad del Estado de California, en Sacramento. También soy ministro cristiano, padre y educador.

Documento traducido al castellano por Paco Zapata y reproducido aquí con permiso del propietario de los derechos de autor.