Jose (12/07/2025)
Me llamo Jose y os cuento mi primera y reciente experiencia nudista.
Llevo años dándole vueltas a la idea de ir a una playa y sentir lo que es estar desnudo y disfrutar de un baño en el mar sin bañador. Hace dos semanas tuve que llevar a un familiar a la playa de Matalascañas (Huelva) y desde unos días antes estuve pensando en la posibilidad de dejarlo allí con sus amigos y aprovechar para hacer una escapada a la playa de Rompeculos. Unas veces pensaba que no sería capaz, otras que sí…
Después de dejarlo en Matalascañas, cogí dirección a Mazagón y entré en la zona de aparcamiento. He de decir que al ser jueves no había mucha gente.
Por la mañana, antes de salir de casa, había decidido dejar el bañador y coger sólo sombrilla, toalla, bocadillo y una mochila nevera con bebidas. Lo de dejar el bañador fue pq pensé que era la mejor forma de no echarme atrás cuando llegara a la playa.
Bajé el camino de tablas hasta la playa y tiré hacía la izquierda, que es donde había leído que se podía hacer nudismo. Después de caminar por la orilla unos doscientos metros y viendo una zona que estaba sin nadie, la sombrilla más próxima estaba a unos veinticinco o treinta metros, planté la sombrilla, puse la toalla y, sin pensarlo, me quité la camiseta y me bajé el pantalón arrastrando los calzoncillos también.
Debo reconocer que el corazón me latía a ritmo desenfrenado.
Después de embadurnarme bien de crema (primera vez que me echaba por toda esa zona), estuve un rato tumbado al sol y al poco, me estaba dando mi primer baño. La verdad es que es una sensación increíble.
Sobre las dos de la tarde llegaron un par de chavales con sus perros y se pusieron a unos diez o quince metros de mí. Tal y como llegaron se desnudaron y me miraron. Con toda naturalidad, como si yo llevara toda la vida haciendo nudismo, les saludé con un movimiento de cabeza y seguí a lo mío tranquilamente.
No tengo que decir que esta ha sido la primera vez de muchas que vendrán.
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