Alfonso (28/11/2017)
Tratando el tema con naturalidad se descubren muchas cosas. Ahora que parece ser que ha terminado el verano, aunque quisiera que continuara pero bueno, ya era hora que llegara el fresquito. Ahora leyendo algunas anécdotas me doy cuenta lo gracioso que son algunas situaciones que vivimos. Este verano, he estado de Rodríguez algunas semanas, y como es normal por el calor que hemos tenido, me he llevado todas las tardes encerrado en el salón desnudo y con el aire acondicionado puesto, y como es una situación tan habitual pues se comienza a hacer todas las tareas de la casa con total naturalidad, y aquí es cuando se dan algunas situaciones graciosas.
Llevo poco tiempo donde vivo, conozco a algunos vecinos, pero hola y adiós y poco más, y claro, este verano cuando subía a la azotea a tender la ropa, al principio me daba corte por si me encontraba a mi vecina o peor a mi vecino, pero como siempre subía a última hora de la tarde, pues nunca había nadie, y poco a poco se fue normalizando la situación, y siempre tendía y recogía la ropa desnudo, y ya era tan normal que todos las tardes estuviera desnudo y hacer las tareas de la casa así. Pero llegó el día que cuando estaba tendiendo apareció mi vecina. En un primer momento me saludó y yo le devolví el saludo tan normal, hasta que me di cuenta. Ella ya me había visto, porque su azotea está un poco más alta que la mía, entonces desde su casa sí me puede ver por encima de la pared que separa las azoteas. Comencé a ponerme nervioso y me acerqué a la pared para que no me continuará viendo. Se dio cuenta y me dijo que ya daba lo mismo, ya me lo había visto todo, y además que porque nos habíamos mudado o si no ella seguiría tomando el sol sin nada, porque ni su marido ni sus hijos subían nunca a la azotea, y que además cuando los niños están en el colegio y su marido en el trabajo, hacía exactamente igual que yo, quitárselo todo e ir fresquita por la casa, y con ellos se la ponía porque todos eran muy tradicionales.
Me sorprendió bastante, porque nos cuesta mucho conocer gente nudista o que comparta que es nudista. Después de la charla, yo continué con mi ropa porque se había normalizado la situación, y en un momento dado mi vecina entró en su casa. Me extrañó porque son muy educados y no se despidió, pero cuando volví a mirar, estaba otra vez tendiendo su ropa. Eso sí, sin ropa. Cómo se nota la experiencia, no le dio corte ni vergüenza. Me alegré mucho de saber que mi vecina practicaba también nudismo cuando podía, y rápidamente fui a por mi móvil y un palo selfie, y le mandé una foto donde se me veía a mi de cuerpo entero y a nuestra vecina se veía que estaba desnuda pero como es normal no se le veía nada. Y desde entonces más de una noche hemos estado los tres en mi azotea tomando el fresquito como dios nos trajo al mundo y ya no me da corte subir desnudo a tender la ropa.
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