Paco (3/01/2006)
Hola amigos,
El pasado mes de Septiembre (de 2005), estuve unos días de vacaciones en La Manga del Mar Menor, en Murcia. Ya había estado de vacaciones en la zona hará unos cuatro años, y recordaba que entre el puerto deportivo Tomás Maestre y el final de La Manga, había una zona de playa de unos dos kilómetros, prácticamente sin edificios (sólo un par de chalets aislados). En esa zona de la playa, en la parte que da al Mediterráneo, prácticamente no había nadie. No se puede decir que fuera nudista, ni tampoco que no lo fuera, puesto que nunca coincidí en ese tramo con más de diez personas, así que uno se podía poner a suficiente distancia como para que no importara mucho cuánta tela llevaran encima los demás.

Cuando llegué en septiembre del 2005, había justo en ese tramo de playa dos torres de apartamentos, al menos parcialmente habitadas, y otras dos en construcción. Frente a las torres había algo de gente, aunque tampoco mucha. Elegí una zona un poco apartada para colocarme, a unos diez metros de las personas más cercanas, y me desnudé como de costumbre. Aproveché, un poco como excusa, para darme una arcilla que puede extraerse del Mar Menor apenas un kilómetro más atrás, y que al parecer es muy popular. Toda la zona de playa que da a esa parte del Mar Menor suele estar llena de abuelos embadurnados con barro. Bueno, volviendo a mi situación, no tardé en ver expresiones de indignación entre quienes paseaban por la orilla, probablemente porque no habían conocido esa playa antes de que existieran los apartamentos, cuando no era extraño ver a alguien desnudo. No obstante, poco después vi que llegaba una pareja que se situó no muy lejos de donde yo estaba. También se desnudaron, aunque se colocaron en la zona más apartada de la orilla, y se ponían bañador para ir al agua. También llegó algo después una familia (pareja con dos niños), se ubicaron cerca, y algunos de ellos también se desnudaron. Esto ocurrió un fin de semana. Unos días después volví a la zona entre semana, y no veas la juerga que se traían los obreros de los apartamentos en construcción cuando me vieron en pelotas. ¡Parecía que nunca hubieran visto a un tío desnudo!

Todo esto me hizo reflexionar un poco sobre algunos temas que siempre desatan polémica. ¿Se perderá ese tramo de playa para el nudismo cuando entreguen todos los apartamentos? Probablemente. ¿Cómo evitarlo? Evidentemente, yendo a la playa y desnudándose. Pero en esa playa nunca ha habido gran afluencia de nudistas (ni de textiles tampoco, al menos antes de que se construyeran los apartamentos). Seguro que cualquier tipo de señalización habría sido útil en esta playa, porque de entrada, las personas más propensas a ofenderse con la desnudez ajena no habrían llegado a ser usuarios de esa playa. No obstante, estoy de acuerdo en que las señalizaciones siempre favorecen la creación de guetos, que desde luego es indeseable. Seguro que también sería muy útil una «concieciación» de los nuevos usuarios habituales de la zona. Probablemente un buzoneo de uno de los trípticos sobre la legalidad del nudismo en los apartamentos y quizás su distribución en la playa junto con alguna quedada en la temporada de máxima afluencia serviría para dejar las cosas algo más claras a quienes tienen cierta tendencia a la indignación. Pero no hay asociaciones con el número de socios y el nivel de actividad adecuado en la zona. ¿Son útiles las asociaciones? Creo que en casos como este es evidente que sí.
En fin, que si desaparece el uso nudista de una playa, no es por culpa de «los textiles que la invaden», ni mucho menos, sino porque los nudistas dejamos de ir. Pero es un hecho que se ha producido muchas veces, y parece que va a seguir produciéndose. Parece que, precisamente en el litoral del Mediterráneo entre Cartagena y Mojácar se va a construir una nueva autopista y varios cientos de miles de nuevas viviendas. Una pena, porque es un tramo de litoral muy poco urbanizado, en el que se enclavan varios centros nudistas importantes: el camping del Portús y todos los de Vera. Veremos qué ocurre. Pero parece mentira que a veces nos quejemos tanto de la discriminación a la que estamos sometidos los nudistas, y otras veces seamos nosostros mismos los que nos autodiscriminemos.
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